Namastére Zen

Soy una mujer que ha vivido cada experiencia rodeada de personas mágicas.

​

Desde muy pequeña tuve una gran sensibilidad con la divinidad a la cual yo llamo Dios, escuchaba su voz y su guía en todo momento.

​

Las experiencias más complicadas por las que atravesé, me fueron mostrando el camino de manera más clara a lo que tenía que dedicar mi vida.

​

Los ángeles se fueron poniendo frente a mí, uno a uno, mostrándome cada quien su luz y su energía, reforzando el mensaje de "estás lista".

​

En ese momento firmé el contrato y me convertí en una trabajadora de luz, para ser un canal, un puente, entre la luz, mi proceso y el proceso de todo aquel que lo requiera.

​

Alguien me dijo "tu ya no tenías que estar aquí, sin embargo, antes de encarnar este cuerpo físico en donde estas, levantaste la mano y Jesús de dijo ¿qué necesitas?, a lo cual respondí, que me pongas en el lugar en donde más puedo servirte, maestro".

​

Obviamente cuando llegué a este mundo no recordaba nada de ese contrato que había firmado, del cual iba a aprender de cada situación y maestros elegidos por mí.

​

Soy una persona que no cree en las casualidades, si estás leyendo esto, detente un momento, y piensa en qué te puede servir lo que aquí se propone, te invito a formar parte de esta familia de luz.

Crea un hábito en la práctica de la meditación para sanar tu cuerpo, alma y espíritu. ¡Meditaciones guiadas especialmente creadas para ti!